REVOLUCIÓN
Educación en México
en las primeras dos décadas del siglo XX
La Universidad Popular Mexicana (UPM) se constituyó
en 1912 como una institución dependiente del Ateneo de México (antes denominado
Ateneo de la Juventud) y funcionó hasta 1920.
Alfonso Pruneda fue el rector de esa universidad
que se propuso abrir las puertas escolares llevando la UPM junto con sus
profesores –entre otros: Antonio Caso, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán,
Alfonso Reyes, Vicente Lombardo Toledano, Pedro Henríquez Ureña, Erasmo
Castellanos Quinto– a las calles, talleres y plazas populares para
ofrecer educación y cultura, a decir de ellos: “los remedios del alma”.
El artículo 3° consagró la educación gratuita,
obligatoria y laica, para que todo niño mexicano tuviera acceso a ella. Estos
principios fueron secundados durante el gobierno de Álvaro Obregón.
Una de las propuestas de este periodo fue la de las
“ligas patriótico-moralizadoras” que deseaban instalar bibliotecas populares
sin la intervención económica de los gobiernos de los estados o la federación;
organizar conferencias públicas para todas las clases sociales sin tratar
cuestiones políticas ni religiosas.
LA “SAGRADA
ESCRITURA DE LOS ZAPATISTAS” Y EL REPARTO AGRARIO
Entre los manifiestos más significativos, después
del Plan de San Luis –donde se convocó a la población a tomar las armas para
defender el voto–, está el Plan de Ayala, considerado por el historiador John
Womack como “la sagrada escritura” de los zapatistas.
Firmado el 25 de noviembre de 1911 y
proclamado tres días más tarde, este plan señaló las violaciones hechas por
Francisco I. Madero al lema Sufragio Efectivo No Reelección, la imposición de
José María Pino Suárez como vicepresidente, así como la de varios gobernadores
de los estados, no obstante la facultad de cada jurisdicción para elegir a sus
gobernantes.
El documento zapatista desconoció a Madero como
presidente y líder de la Revolución y propuso su derrocamiento, reconociendo
como jefe del movimiento al general Pascual Orozco y, de no aceptar el cargo,
al general Emiliano Zapata.
La Junta Revolucionaria del estado de Morelos
manifestó que hizo suyos los ideales del Plan de San Luis para defenderlos
hasta la muerte y que no abandonaría las armas hasta que las dictaduras de
Porfirio Díaz y Francisco I. Madero se vieran nulificadas.
Las propiedades comunales, montes o aguas que se
encontraran en manos de hacendados, caciques o científicos les serían expropiados
para entregarlas al pueblo. Para llevar a cabo las expropiaciones se aplicarían
las leyes de desamortización que estableció Juárez. Los jefes militares y
políticos que apoyaran a Madero y se opusieran al Plan de Ayala serían juzgados
y acusados de traicionar a la patria.
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